Este artículo, videos, comentarios, fotografías, etc, fueron publicados en el antiguo Foro «Gente de Camas» el 25 de Septiembre del 2007 dentro de la Categoría de «Cameros Ilustres»

 

Curro Romero, el torero de las esencias  por Antonio Lucas

Curro Romero ha sido uno de esos pocos hombres que ha sentido la posteridad en vida. El anuncio de su retiroen el programa ‘Clarín’de RNE, ha tambaleado los cimientos emocionales de la tauromaquia de la segunda mitad del siglo XX. Pocos toreros figuran en esos 50 años de Fiesta como Francisco Romero López, Curro Romero para el mundo.

 

Nació el 1 de diciembre de 1933 en Camas, Sevilla, y pronto se convirtió en Faraón de su pueblo, en emperador de Sevilla. Desde que Diodoro Canorea le invitara en 1959 a participar en la Feria de Abril, a la que ha asistido hasta este año, en Trajano para el arte de torear, que él ensanchó con cuatro pases contados, hondos, esenciales. Su capotillo se encargó de embeber al toro como si un agua oscura corriese por las muñecas de quien le manda; planchó la muleta en la cara del animal y le corrió la mano como quien mueve el mundo o lo estrena con la pañosa; y luego las trincherillas, el pase del desdén. Ya no hay reglas para el arte, Romero lo sabe.

Breve, conciso, en silencio, abriendo el perfumero taurómaco por donde no pasa la aire, sino un música callada de la que nace el toreo. Y por eso abrió en siete ocasiones la Puerta Grande de Las Ventas, por eso se hizo efigie dorada de La Maestranza desde que se inició en los ruedos, allá por 1954 en la plaza de la Pañoleta. De allí salió para doctorarse en Valencia en 1959 y comenzar a erigir el mito, que ha durado (ya para los restos) 47 años ininterrumpidamente. Temporadas de gloria y escándalos, como cuando a finales de los años 60 se dejó un astado sin matar en Madrid, durmió en los calabozos de la Dirección General de Seguridad (en la Puerta del Sol), y volvió al día siguiente al coso venteño para abrir la Puerta Grande, en la que ya se conoce como una de su faenas memorables. Ha llegado al año 2000 con la actitud torera a la que no han llegado otros, mucho más jóvenes. En la actual temporada ha participado en 17 corridas de toros. La última de ellas, celebrada el 10 de septiembre en la plaza de Murcia. Esa tarde estuvo acompañado por Pepín Jiménez y Julián López, El Juli, para lidiar reses de Luis Algarra.

Y la mañana del domingo lo hizo por última vez, contra pronóstico, en la plaza de carros de La Algaba con novillos de Zalduendo, en un festival a beneficio de Andex. Le acompañó Morante de la Puebla, ¿digno sucesor del Faraón? Todo se andará, pero alguien tendrá que ocupar, como pueda, ese púlpito de la tauromaquia sevillana que abandona, en silencio, Curro Romero. En silencio y sin esperarlo, «después de meditar sólo en casa», como dijo. Quizá escuhando una seguiriya de Camarón, una bulería de Mairena, un taranto de Caracol, porque el flamenco es otra de sus pasiones. Duende y toreo, todo a una para decir adiós a un mito del siglo. A un torero en silencio, porque la música de su arte también es eso, emoción y silencio.

SU DEBUT EN LA PAÑOLETA AÑO 1954

SU DEBUT EN LA PLAZA DE
PAÑOLETA-CAMAS

22 de Agosto de 1954
Estas imágenes pertenecen también a la tarde de su debut en la Pañoleta, y hablan por sí mismas del revuelo que aquel día el camero montara en el festejo; ahí quedan: dos muletazos marca de la casa.
Contaba entonces con sólo 21 años; alternó, mano a mano, conJosé Martínez Limeño.

22 de Agosto de 1954
Otra instantánea del debut en la Pañoleta (Camas). Destacar en ella que el estilo de Romero es distinto al que mostraría con el devenir de los años. Vemos un pase de espaldas del Faraón..

22 de Agosto de 1954
Imagen sorprendente de los comienzos del diestro de Camas. Nos encontramos todavía en su debut en La Pañoleta. Vemos un molinete de un Romero, todavía becerrista. Las dos rodillas en tierra y con una zapatilla menos.

 

 

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Paco, Curro, Capi y Sergio... Cameros de Alejandro Delmás

En los años 30 y 40, en Camas, nacían toreros buenos. ¿Buenos, dice usted? No, señor: nacían mitos. Paco Camino, el Niño Sabio de Camas, y Francisco Romero López, El Faraón: llámenle Curro, no hace falta más. Y también nacía por ejemplo el gitano Salomón Vargas, hermano de Gitanillo de Camas. Salomón fue el que enseñó a Curro Romero a mecer el capote. Quédense con esta frase antológica de Vargas: «Lo que le pasa a Curro es que, cuando torea, los avíos, toro y torero, tó va a la vez».
Hay en Camas un extraño hilo invisible que une la suerte, la muerte, el duende y el fútbol. Son historias de otros tiempos. De cuando debutaban estos fenómenos en la placita de La Pañoleta, junto a los raíles del tranvía. Estos fenómenos que aprendieron a torear… en el viejo campo del fútbol del Camas. Allí, Salomón Vargas le dijo a Curro Romero: «Hijo, con dos dedos basta para mover un capote como te salga del corazón». Casi 40 años después, el novillo Avioncito corneará fatalmente en La Maestranza al banderillero Ramón Soto Vargas, de la misma dinastía de Salomón. Una calle de Camas lleva hoy el nombre de Ramón Soto Vargas.
Betis y Sevilla. Pepe Brageli era el mecenas de esa Pañoleta que vio crecer a otros toreros de Camas: Marqueño. En esos años 40 y 50, cartillas y racionamiento, Camino y Romero buscaban La Pañoleta y el campo del Camas como pasadizo salvador contra las estrecheces. Nacido en la calle del Ángel, Curro se endureció en Gambogaz, la finca de Queipo de Llano, y fue recadero en la farmacia de Pedro Fernández Conradi: la vida.
Y siempre, siempre, anidaba en los chavales de La Pañoleta una devoción futbolera: en el caso de Camino y Romero, sus corazones latían y sufrían al dictado de las andanzas del Real Betis Balompié: Del Sol. Había toreritos sevillistas, pero, lo siento, sin el renombre del Niño Sabio y el Faraón. Los años, los interminables años, proclamarían a Paco Camino como la mejor mano derecha del toreo. A Curro lo dejaron en Curro. Punto.
Y en los años 80 y 90, cuando aún toreaban Camino y Romero, los tiempos empezaron a cambiar en Camas. Se habían terminado los tranvías. La ronda de circunvalación SE-30 acabó con la placita de La Pañoleta. El pueblo se aceleró, se disparó. Ya no estaba Salomón Vargas para enseñar a mover y mecer el capote con dos dedos. En los campos de fútbol de Camas, los chavales jugaban… al fútbol.
Ahí aparecieron Capi y Sergio Ramos, una subversión simbólica: casi cuando caía la placita, los niños, los nuevos fenómenos, iban a ponerse las camisetas del Betis y el Sevilla.
Hoy, Capi y Sergio siguen siendo tan colegas y amigos como Camino y Romero, a cuyas dos eminencias reunió Camas en homenaje. Los niños cameros del fútbol ya no hablan de becerradas. A Sergio le molan las consolas, los chats de Internet y las motitos enanas. Disfrutó estrechando la mano de Curro Romero. Le gusta tocar la guitarra y, por extraña ironía del destino, compartía habitación en los viajes con el fino estilista Javi Navarro.
Más ironías en sintonía: cuentan sabias consejas sevillistas que Javi ha insistido a Sergio para que lea buenos libros. Navarro le recomienda buena literatura a Ramos. ¿Y gramática parda? Ni se sabe, ni se contesta.
El Madrid se lleva a Sergio, como Cuqui Fierro se quedó con cierto traje de Curro: celeste y oro. Recuerden eso que Salomón Vargas decía de Romero: «Cuando torea, los avíos, toro y torero, tó va a la vez». Algo parecido ocurre cuando sale en defensa un expreso llamado Sergio Ramos. Es ese hilo mágico…

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Por CamasDigital

DIARIO PROGRESISTA DE CAMAS (SEVILLA)