Por Carlos Santos desde Buenos Aires

El pasado 12 de junio, en horas de la tarde, se realizó en las instalaciones del Teatro Coliseo Podestá de La Plata un encuentro entre los miembros de la Cátedra Libre de Cultura Andaluza, Guillermo Eduardo Pilía y Carlos Alfredo Santos Valle, y el actor español José Sacristán, oportunidad en la que se le hizo entrega al artista del diploma que lo declara Miembro de Honor de esa institución universitaria. Sacristán agradeció efusivamente la distinción que le fue otorgada “por su invalorable contribución a la difusión de la obra del poeta andaluz don Antonio Machado”. Compartieron la sencilla ceremonia el señor Osvaldo Papaleo, el periodista Juan José Terry y la nieta de José Podestá, entre otros presentes.

Momentos más tarde, José Sacristán brindó en la histórica sala platense su espectáculo “Caminando con Antonio Machado: de los días azules al sol de la infancia”, una puesta en escena de poesía y música en la que repasa textos del poeta sevillano, acompañado por el compositor y pianista Facundo Ramírez, con una selección de partituras de Albéniz, Debussy, Villalobos, Brahms, Schumann, Liszt, Chopin, Mozart y Mompou, pero también de Ariel Ramírez y María Elena Walsh. Anteriormente, Sacristán ya había hecho un trabajo con un compositor español acerca del paso de Machado por Soria. Aprovechando lo último que escribió Machado (“Estos días azules y el sol de la infancia”) imagina ahora una vuelta que Machado nunca hizo porque murió en el exilio. No se trata en rigor de un espectáculo de declamación. “Machado no es, me parece, alguien al que se lo pueda decir desde ciertas ampulosidades —afirma Sacristán—. En el caso de los poetas del 98 y el 27 hay un valor doloroso añadido: lo que representan lo siguen representando como referentes morales, no solamente dejaron una obra impresionante sino un testimonio, un ejemplo de vida a seguir, algo que trasciende. Para mí, todos ellos, pero particularmente Machado, tienen fisonomía de maestro. En Soria, siempre que voy, voy al instituto donde él daba clases, me siento como los creyentes que van a Lourdes o a Fátima”.

José Sacristán nació en Chinchón en 1937. Dejó su trabajo de mecánico para seguir su vocación teatral. Debutó en obras de teatro independiente como aficionado hasta que en 1962 comenzó como su carrera profesional. Formó parte de la corriente liderada por Alfredo Landa y José Luis López Vázquez conocida como «landismo» durante la transición española. Dirigió y protagonizó alrededor de un centenar de obras, por las que recibió numerosos premios: el TP de Oro al Mejor Actor por “Gatos en el tejado” (1988) y dos premios Sant Jordi por su actuación en “Parranda” (1977) y “Vida conyugal sana” (1974). Además, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián le premió con la Concha

de Plata por “Un hombre llamado Flor de Otoño” (1978). También ganó el premio ACE en la categoría de Mejor Actor por su memorable actuación en “La colmena” (1982), que le reportó asimismo el Fotogramas de Plata. En nuestro país, fue reconocido con el Cóndor de Plata al Mejor Actor de Reparto por “Un lugar en el mundo” (1992).

José Sacristán siempre fue un actor estrechamente vinculado al teatro y entre sus últimos trabajos destaca el musical “El hombre de La Mancha”, en el que compartió protagonismo con Paloma San Basilio, y en el que sacó a relucir una faceta hasta entonces desconocida, la musical. Entre sus últimos proyectos cinematográficos están “Fumata blanca” (2002), “Roma” (2004), “Cosas que hacen que la vida valga la pena” (2004) y “La vida empieza hoy” (2010)

Carlos Santos

Por CamasDigital

DIARIO PROGRESISTA DE CAMAS (SEVILLA)

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