P. Palomares Camas

Yo que soy un amante del flamenco, la primera vez que vi a Curro Fernández me impresionó, hombre jovial, culto, introvertido en las distancias largas leía su periódico todos los días ensimismado entre sus páginas y embriagado por los olores del café que saboreaba lentamente ajeno a todo, tenía ante mis ojos a un gran flamenco y guía de una dinastía flamenca que ha sembrado y recogido las semillas mas sublimes y con mas duende del presente flamenco.

CURRO FERNÁNDEZ UNA DINASTÍA FLAMENCA INACABABLE

Poco a poco nos fuimos conociendo y en las distancias cortas, cuando charlas con él, descubres a un hombre con sabiduría que abre sus recuerdos y vivencias de par en par descubriendo en él una sencillez inmensa y a un amante del arte que su pueblo borda con ese duende característico propio de sus genes.

Curro nace en 1941, su padre Juan José Fernández, trianero de la calle Fabie, justo donde nació él y donde el Ayuntamiento de Sevilla en reconocimiento a su labor artística ha colocado en el portal una placa conmemorativa en honor a su arte. Su madre Salud Ríos, oriunda de Lora del Río, se conocieron cuando Juan José en el servicio militar rondaba por esas tierras y pronto se casaron, dicen que fue una boda “soná” donde Pastora Imperio, cargada de mantones de Manila los distribuyó a todas las gitanas para tan inolvidable acto.
Fue la última boda Gitana de calle Ríos y duró más de ocho días, derramando arte Pastora Imperio y un joven Antonio Mairena que ya despuntaba en ese saber flamenco.

Cuando cumplió seis años su padre en busca de futuros mejores y con la ilusión de construirse una vivienda digna se vino a Pañoleta (Camas). Atrás quedaron los corrales, donde se aglutinaban en pequeñas habitaciones, compartiendo cocina y turnarse para ir al retrete, Juan José aspiraba a dar a sus hijos la mejor de las estancias, dentro de sus posibilidades. (Por aquella época (1947) muchas familias Trianeras vinieron a este barrio Camero, el suelo que era bastante barato y la auto-construcción, fomentó el crecimiento de un barrio al que llamaban entonces “la Triana Chica”.)

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Aquí en Camas fue donde empezó descubrir los sones del flamenco, su padre buen aficionado y primo de “los culatas”, aprovechaba las cálidas noches de verano para convocar en su nueva casa a los mejores de aquella época donde el flamenco relucía en estos barrios andaluces.

En Camas se crió y aunque cantaba con los amiguetes su pasión era el fútbol y en su época, por el color de su piel y su pelo rizado, le llamaban “ben barek”, el primer jugador de raza negra que entonces jugaba en el Atlético de Madrid (la perla negra). De llano en llano se pateó La Pañoleta entonces tan numerosos de este barrio Camero y sus ilusiones como cualquier niño era el de poder entrar en el equipo de su vida… El Sevilla. Se conformó con jugar en el “Coca de la Piñera” entonces federado, que junto con el compromiso de tener que ayudar a sus padres en un trabajo remunerado, va abandonando poco a poco esa pasión deportiva.

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Con 17 años y con los Coros y Danzas de Educación y Descanso (Actividades franquistas propias de época) volvió a retomar el flamenco, aun recuerda como cuando le llevaba la comida a su padre desde Pañoleta hasta la Plaza “el Bueye” (ya no existe y estaba junto a la calle Imagen) se entretenía en las barandillas del Puente Triana escuchado a veces las voces de cantaores trianeros y otras de los discos de vinilo… que salían del bar de cristales junto al puente. Tanto inundaban los cantes en su mente que muchas veces llegaba tarde a llevarle la comida a tan hambriento comensal… su padre ¿Niño donde te has “entretenio”? y él contestaba, ¡que los cantes me llevan al cielo! respondía.

Ya con los Coros y danzas empezó primero como bailaor por toda España, desde Burgos a Valladolid y pasando por Murcia, un día el cantaor del grupo enfermó y todos miraron a Paco, él respetuoso con el canto en principio se negó a cantar, hasta que sus compañeros lo animaron y desde entonces Paco (como le llamaban entonces) no podía imaginar lo que el futuro le depararía cantando por detrás, hacer bailar a las mejores artistas del baile de la 2ª mitad del siglo XX , conocer y casarse con Pepa Vargas y crear una dinastía de los mejores flamencos del siglo pasado y que se proyecta en sus hijos ahora en el siglo XXI. Esperanza Fernández en la cúspide del flamenco, su hijo Paco entre los mejores guitarristas y Joselito que pasea su arte de silueta flamenca por los confines de todo el mundo.

Curro Fernández es una enciclopedia de vida y de flamenco.

Por CamasDigital

DIARIO PROGRESISTA DE CAMAS (SEVILLA)

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