La lucha por los derechos LGTB+ en Andalucía se comenzó a fraguar en la década de los setenta. Esta es la historia de su origen y nuestra liberación.

Mar Cambrollé

En la primavera de 1976, por mi propia iniciativa, se empiezan a promover reuniones para afrontar la penalización-patologización de la homosexualidad, manifestaciones identitarias y de expresión de género que no se ajustaban a las normas sociales y menos aún a la moral nacionalcatólica. A pesar que la miopía y torpeza del franquismo no sabía diferenciar orientación de identidad.

Por aquel entonces, militaba en la J.O.C. (Juventud Obrera Cristiana), movimiento juvenil que nace en el seno de una iglesia crítica y comprometida con las clases más desfavorecidas, y que elige como escenario para actuar los barrios periféricos y de gente humilde. Ello fue clave para dotar de un “espacio” físico a las reuniones del Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria (MHAR), que de forma clandestina se convocaban periódicamente en los salones de acción católica que existían en el Palacio Arzobispal de Sevilla.

Las reuniones cada vez fueron más numerosas, llegando a un número medio de treinta personas por asambleas, donde se planteaban acciones y estrategias para recabar apoyos políticos y sindicales encaminados a abolir la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social (LPRS), vigente desde 1970 y que reemplazó a la de Vagos y Maleantes.

Así se dieron charlas en clubes juveniles y universidades, se repartieron adhesivos alusivos a la abolición de la LPRS, se enviaron cuestionarios a todos los partidos políticos sobre su posición ante las leyes represivas y sobre la libertad sexual, se recogieron firmas instando al Ministerio de Justicia a abolir la LPRS y se implicó a todas las fuerzas políticas y sindicales en el mitin-manifestación del 25 de junio de 1978, fecha emblemática e histórica para toda Andalucía. Por primera vez y de forma visible tomamos las calles para exigir libertad, amnistía para los presos que estaban en las cárceles por amar o ser diferentes y para pedir la abolición de la LPRS.

Era un movimiento asambleario, autónomo, interseccional y transversal. La asamblea era el órgano supremo de debates y decisiones, y contaba con un portavoz, después secretario de organización, Mar Cambrollé Jurado, que representaba a la organización ante los medios, relaciones sociales y políticas. A nivel local nos coordinamos con todos los grupos humanos objeto de discriminación, formando parte de la “Coordinadora de Marginados Sociales”, compuesta por feministas, presos en lucha, movimiento de objeción de conciencia y diversidad funcional.

A nivel estatal participamos en la constitución, además de formar parte como organización miembro, de la Coordinadora de Frentes de Liberación del Estado Español (COFLHEE) para aunar estrategias y acciones en común. Siendo el MHAR la organización anfitriona de la segunda reunión de organizaciones de todo el estado español, encuentro fundamental donde por primera vez todas las organizaciones saldríamos a las calles con un mismo slogan, cartel y día desde diferentes puntos del estado español.

Manifestación del MHARLa acción política emprendida por el MHAR fue decisiva para que, en el contexto social y político, la izquierda andaluza, partidos y sindicatos tuvieran que posicionarse a favor, apoyar la lucha por la libertad sexual y contra las leyes represivas del franquismo. El apoyo de casi la totalidad de partidos políticos y sindicatos se concretó en las movilizaciones y actos organizados por el MHAR.

Andalucía tiene el deber de poner en valor la aportación de un movimiento pionero por la libertad sexual que sumó a la conquista de avances sociales, civiles y concreción de la democracia.

Por CamasDigital

DIARIO PROGRESISTA DE CAMAS (SEVILLA)