Este verano no me acerqué por alli, cuando vivía en La Pañoleta solía ir al patio del Bar de Ana, cuando comenzaba la noche sentarse en aquel rincón al fondo del Bar que daba a un patio soleado durante el día y fresco dutante la noche, era trasladarte a los antiguos patios sevillanos que abundanban y no de esto hace muchos años. Un jazmín imprime de olor y fragancia la estancia andaluza, los arriates y plantas ornan las paredes de cal y un Naranjo emerge en medio del hormigón que tiene como solera. Las «salamanquesas» irrumpen desafiando la gravedad sobre las paredes por si por alguna suerte caza alguna mariposa o mosquito uniéndose a los comensales que sentados en sus mesas disfrutan de una tapas típicas sevillanas, abundantes y baratas sobre todo para los tiempos que corren.
Merce la pena visitar desde primavera, hasta este otoño tan veraniego del que aun disfrutamos. Su regenta Salud, «La tita» como le llaman las muchas sobrinas que tiene y que algunas junto con ella colaboran para que este bar sea un referente andaluz en plena barriada de Camas.
Estar en aquel patio es desconectarte del exterior, saborear la cocina de «La tita» es un placer culinario que cualquiera puede acceder.
Os invito a que os dejeis llevar por el entorno y por sus tapas populares, merece la pena sentir alguna vez el grillo con la luna como fondo y sus contrastes verticales de cal y flores.
Pablo Palomares
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