Hacía años que no iba a Gaviño, cuando niño fui varias veces y ya de jovenzuelo solía paladear los excelentes vinos de pasas que surtía el Condado de Huelva, pero siempre cuando venía del pueblo para Sevilla me fijaba desde la ventanilla de la camioneta en aquel edificio bufante de gentío y proletarios.

Quizás por que con la construcción de la SE-30, que desvió la trayectoria de la carretera de Huelva y Mérida, la desaparición de la Plaza de Toros de «La Pañoleta» y la parada obligatoria de Camionetas y Tranvías en aquel cruce de caminos, Bodegas Gaviño, dejó de ser ese Bar de obreros y transeúntes en su idas y venidas.

Y al entrar de nuevo después de tantos años de pronto me sentí envuelto en el pasado, no ha cambiado nada, sus paredes llenas de retratos y carteles taurinos aun emanan voces de tertulias y el olor a madera junto con los aromas rancios del licor de los dioses, te embriaga en una sensación de placidez y sosiego. Estar alli es revivir el pasado si eres de mi generación y retoceder en el tiempo para aquellos que no conocían la extraordinaria decoración de antaño de los bares que proliferaban en Camas.

Merece la pena sentir esas sensaciones, CASA GAVIÑO es un tesoro de la historia y del presente de Camas…

Solo una pega, su terraza o porche esta llena de coches.

 

 

 

 

 

Por CamasDigital

DIARIO PROGRESISTA DE CAMAS (SEVILLA)

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