Noticia de la Voz de Galicia.-
En el centro de la zaga o en cualquiera de los dos flancos, el sevillano está firmando la mejor temporada de su carrera.
Pablo Gómez
Anteayer fue el sábado de Ramos. El deshollinador de la chimenea madridista para que siempre salga fumata blanca. El otro diestro de Camas, el Curro Romero del área (propia) jugó con cabeza ante el Getafe e hizo lo suyo en la ajena. Testarazo y a la red. Al Real Madrid no se le puede sacar de casa, porque arruina a su anfitrión. Ningún otro equipo en el continente es capaz de sostener sus números como visitante. Pero ayer, todas las miradas estaban centradas en el central: Sergio Ramos (Camas, Sevilla, 1986).
Camino de su séptima temporada en el Santiago Bernabéu, Ramos parece haber alcanzado la madurez futbolística. Para ello tuvo que vérselas con el entrenador José Mourinho. Por un lado, en el pulso de autoridad que mantuvieron ambos dentro y fuera del vestuario, cruzándose alguna que otra crítica. Pero por otro, el más importante en el aspecto que atañe a las estadísticas de Sergio Ramos, en el planteamiento táctico. Mourinho hubo de rectificar su rumbo mientras se debatía en qué posición situar al sevillano. Y en el duelo de gallitos, gana el Real Madrid.