Edith Checa . Camas Sevilla
Acepté la invitación para ser moderadora de seis mesas redondas en esta Convención sobre Cambio Climático y Medio Urbano, y ser relatora en este acto de clausura porque me dijeron: Edith, te invitamos porque eres periodista y porque sabemos que puedes hacerlo.
Pues he de decirles hoy, que tengo un problema: debo hablar ante ustedes como una periodista, como una relatora, y no puedo. Yo debería hacerles un resumen de las conclusiones a las que se han llegado sobre:
los avances en la captación y almacenamiento de CO2
sobre las estrategias de aplicación en la ciudad en la lucha contra el cambio climático
sobre el agua como factor clave
sobre salud y habitabilidad urbana
sobre las experiencias de movilidad sostenible en las ciudades
sobre la lucha contra la contaminación acústica y lumínica
sobre cómo crear ciudades en las que la luz, por ejemplo, podría generarse con molinos de viento en nuestros parques- pero no se nos deja-o el aire fresco podría sacarse del subsuelo y sustituir al aire acondicionado.
Pero tengo, como les decía, un problema, no puedo hablar como relatora, sino como ciudadana.
Les cuento.
Nunca me gustó de jovencita la asignatura de Historia, sentía rechazo por ella. Incluso hoy día rechazo hasta las novelas históricas. No leo ninguna. ¿Por qué?, me pregunté un día. Y descubrí que mi rechazo a la Historia con mayúsculas, a la Historia de la Humanidad, es simple y llanamente porque sólo narra guerras, asesinatos, destrucciones y horrores que el ser humano se ha provocado así mismo y a los demás, a los animales, y a este planeta.
Sí, sí, la humanidad ha mejorado bastante, es cierto, estamos más sensibilizados con algunos temas. Somos mejores personas, aunque no lo parezca. Pero ¿somos capaces de ponernos de acuerdo en algo? ¿En la NO proliferación de armas nucleares? ¿En la lucha por preservar la vida de muchas especies animales? ¿En cómo distribuir los alimentos para que no pasen hambre y sed mil cuatrocientos millones de personas?
Cuando está en juego EL DINERO, EL PODER, no hay quien se ponga de acuerdo ni en una comunidad de vecinos.
Afrontar los retos del cambio climático implica una colaboración internacional global. ¿De verdad creen ustedes que lo vamos a conseguir?
Soy una ciudadana perpleja. Sabía muy poco sobre el calentamiento global y sobre el cambio climático, y en esta convención he aprendido lo suficiente como para saber que lo tenemos mal, muy mal.
Y como aquí mismo se ha dicho: NO HAY UN PLAN B, NO tenemos un PLANETA B para salir del paso. Tenemos sólo este y seguramente ya estamos llegando tarde.
¿Cuánto se ha dicho aquí que habría que reducir las emisiones de CO2 en todo el planeta para NO pasar de 2 ó 3 grados la temperatura media global? ¿El 50%? ¿El 80%? ¿De verdad podemos creer que vamos a conseguir siquiera llegar a un 30%?
Es cierto que en esta convención hemos visto experiencias muy buenas que se están llevando a cabo en municipios y empresas, eso me ha encantado. En muchos lugares del planeta se está intentando que las ciudades sean más sostenibles, más limpias, más habitables, menos contaminantes, y se están haciendo cosas y algunas incluso sorprendentes. ¡Pero todo se ve tan pequeño comparado con el planeta completo! Con estos seis mil millones de personas que somos. Con esos mil cuatrocientos millones de personas que pasan hambre y sed.
Sí, también es cierto y se ha dicho aquí que para lograr EL CAMBIO GLOBAL tenemos primero que lograr un CAMBIO PERSONAL. Cambiar uno y que vayan cambiando todas las células que somos de este planeta que es un ser vivo, y que está vivo, todavía está vivo.
Hay que lograr con EDUCACIÓN un cambio personal, para cambiar desde la base -toda la base-, cambiar uno mismo sus hábitos en su casa, los vecinos del edificio, las comunidades de los edificios del barrio, los barrios de la ciudad, las ciudades del país. Y si vamos cambiando desde la base quizás lleguemos al CAMBIO GLOBAL ¿pero cuánto tardaremos en lograrlo? ¿Cuántas personas van a seguir muriendo de hambre y sed mientras los que vivimos tan a gusto cambiamos? !Qué fácil sería si los que dirigen los 198 países que tiene nuestro planeta se pusieran de acuerdo de una vez por todas!
Mayor Zaragoza dijo hace unas semanas que cada día mueren de hambre y sed en nuestro planeta 60.000 personas. Aproximadamente una persona por segundo y medio. Desde que he empezado a hablar, hace cuatro, ¿cinco minutos?, han muerto de hambre y sed unas 200 personas como poco. ¿En cuánto se incrementará este tremendo dato a causa de los efectos del cambio climático?
Y la verdad es que me he preguntado ¿qué será morir de hambre? No sé qué se siente cuando se muere uno de hambre, y espero no saberlo nunca. Yo, como mujer europea y privilegiada que soy, porque tengo trabajo y, por tanto, comida, cuando tengo mucha hambre porque hace horas que no como, me duele el estómago, parece que se me agotan las fuerzas y me cambia el carácter. No hay quien se acerque a mí.
¿Qué es morirse de hambre y de sed? Es una muerte lenta, lenta y dolorosa. Y, cuando una muerte es lenta, seguro que da tiempo a pensar. ¿Y qué pensarán los que se mueren de hambre?
¿Tendrán fuerzas esos hombres, mujeres y niños para preguntarse internamente POR QUÉ? ¿Por qué les ha tocado a ellos morir de hambre y sed? ¿Qué pensarán de nosotros? Como dice Ana Rossetti: «qué será ser tú y desde tus ojos verme», ¿qué será ser ellos y, desde esos ojos apagados, vernos? ¿Qué pensarán de nosotros?
¿Es sólo cuestión de haber nacido allí o aquí?
¿Qué será haber nacido allí, en esos países donde los ciudadanos se mueren de hambre? Sí, ciudadanos, pero sin derechos, sin nada.
¿Qué visión tendrán de la vida?
¿Lo que ven es la vida?
¿Qué ven a su alrededor durante el proceso de su muerte?
¿Es eso la vida?
Al parecer esa es la vida de mil cuatrocientos millones de personas. ¿Por qué? No lo entiendo. Y ahora ¿Qué va a pasar con el Cambio Climático que ya estamos viviendo? ¿Qué va a pasar con esos países donde no tienen nada? ¿Los vamos a acoger como inmigrantes, como exiliados medio ambientales?
¿Son ellos los efectos colaterales de nuestro Desarrollo?
El agua no desaparece del planeta, es el mismo agua siglo tras siglo. Pero sólo tenemos un 5% de agua dulce. Me pregunto ¿Por qué si este planeta tiene un 95% de agua salada y tantas personas mueren de sed, o de enfermedades por las malas condiciones de su agua, por qué no se invierte en toda esa tecnología- que ya está creada-para desalinizar a lo grande, y que llegue para todos? ¡No se puede porque es muy caro! ¡Es una utopía!! Sin embargo, no se escatiman recursos para crear armas cada vez más sofisticadas para matar a quien se te ponga por delante, o tecnología punta para llegar a Marte o a donde sea, una y otra vez. ¡Que sí! que es precioso llegar a otros planetas del universo, pero aquí, en esta corteza terrestre… Hay niños,
a los que sólo les abriga… la arena
sólo les acaricia… el viento,
sólo juegan…a esconderse,
sólo beben…espinas,
sólo comen…sueños,
y sólo les besa… la yaya de la muerte.
Aunque parezca una ciudadana derrotista, o catastrofista -pongan el calificativo que quieran- soy una mujer agradecida. Y a pesar de que considero que se está haciendo poco por este planeta, yo la primera, tengo que agradecer, a personas como vosotros, el que estéis de una forma u otra luchando por el cambio personal y global.
He leído un poema en cada una de las seis mesas redondas que he moderado alusivos a los temas que se iban abordando en cada mesa. Un poema de MARÍA NOVO, cátedra UNESCO de medio ambiente de la UNED, uno del poeta y divulgador cultural ENRIQUE GRACIA TRINIDAD, una recreación de un poema de BECQUER, y poemas de los poetas sevillanos: ROSA MARÍA GARCÍA BARJA, ENRIQUE BARRERO Y FRANCISCO GARCÍA UCEDA. En esta clausura permítanme que lea un poema propio
Me he perdido en un infierno de periódicos
que argumentan etapas de humo,
calentamientos globales, miserias, hambruna,
locura de una naturaleza que reacciona.
Desastres que se avecinan.
Son días empecinados en devorar
cascadas de horas, de vidas, de sueños,
de inocencias azules.
Vuelan por el aire las hojas de miles de periódicos,
millones de palabras salvajes,
hechos, deshechos,
mentiras, engaños,
progreso, destrucción,
muerte.
La palabra al servicio de las noticias del hambre
Si los árboles levantaran la cabeza…
Ahora para finalizar quiero poneros un video que he editado con una mezcla de dos canciones porque desearía terminar con una de las palabras que más me gusta de nuestra lengua ESPERANZA
Prestad atención ante todo a la letra de ambas, aunque sé que las conocéis de sobra.
Con este video termina mi relato de la Convención.
Muchas gracias.
VIDEO DE EDITH