Desconociendo estas investigaciones, “pues no he querido que influyeran en las mías, puramente empíricas”, Manuel Riquelme, profesor de la escuela de ingeniería de minas en Huelva durante 35 años, nativo de Punta Umbría ha volcado sus conocimientos de biofísica en la arqueología y, más concretamente, en el mítico pueblo tartesso.

Tras una vida dedicada a la ingeniería minera, Riquelme descubrió la biofísica de manos del padre Pilón, decidiendo volcar sus enormes conocimientos en radioestesia y radiónica en el relato de la cultura tartésica. Ayudado de un mecanismo inventado por él mismo que detecta mediante ondas los yacimientos y su origen, en el verano del 2004 obtuvo la cartografía de la factoría romana de salazones, que se encuentra en los límites del casco urbano de Punta Umbría, junto a la ría, enterrado a escasos dos metros y medio de profundidad. Siendo la factoría romana más importante encontrada, este descubrimiento le llevó a indagar sobre la cultura tartésica y, tras unos meses de estudio, realizó la cartografía de “los límites de la civilización Tartessos”, que comprendría las ocho provincias andaluzas, el sur de Badajoz, Ciudad Real, Albacete y Murcia, algo del sureste de Alicante y el norte de Marruecos. Los más de 300 yacimientos cartografiados delimitan con claridad muchos de los conocidos y permiten atisbar la grandeza del reino Tartessos. Según Riquelme, en la localidad de Punta Umbría se encuentra una gran ciudad del reino tartesso. El porqué en esa zona existen tantos yacimientos se explica porque las marismas han conseguido salvaguardarla de la construcción y las carreteras. Hasta que no se construyó un puente, sólo se podía llegar a Punta Umbría mediante barca.

A principios del 2005, y a resultas de una petición de su nieto, Manuel decide dar un salto en sus pesquisas e intentar encontrar la Atlántida. Para ello, se ha basado en unas cartas marinas de una amplia zona del océano Atlántico al oeste de Africa y España.

Según Riquelme, insistimos, sin ningún conocimiento de los investigadores antes citados, “la Atlántida era un archipiélago, una de cuyas islas, tendría la extensión de una provincia española, situada entre Portugal y la ensenada de Huelva, y tiene 21 ciudades. Y habría otra en el Mar de Alborán”. Las islas Canarias serían, según él, la parte más alta de otra isla de la Atlántida que se habria hundido, con una extensión como la de Andalucía, habiendo numerosos yacimientos en el norte de Fuerteventura. Esta afirmación se apoyaría por la evidencia volcánica de estas islas y la evidencia de que existe una placa que contiene a las siete islas.

Riquelme afirma que en Punta Umbría, a sólo nueve metros bajo tierra, hay un yacimiento atlante. Todo indica que las excavaciones se van a llevar a cabo en poco tiempo.

Cuadro 1: Qué es la radiónica

Toda materia, sea orgánica o inorgánica, emite radiaciones de una frecuencia determinada, distinta a cualquier otra, pudiendo ser determinada y cuantificada por medio de un índice por un instrumento radiónico. En otras palabras, se puede medir el valor vibratorio de cualquier objeto o elemento de la creación y expresarse mediante un valor o código numérico. Cualquier forma geométrica emite ondas y vibraciones que se denominan “ondas de forma”. La radiónica es la interacción entre la mente y la materia a través de la distancia. Manuel Riquelme ha utilizado en sus descubrimientos mapas y aparatos radiónicos: “los más sencillos constan de tres o más diales para determinar los índices, un pozo para testigos y un detector táctil”.

Cuadro 2: El fundamental relato de Platón

Platón, en su Kritias, relata lo siguiente: “Habiendo dividido la Atlántida en diez partes, dio al primogénito de la primera pareja, la mansión de su madre Klito con la vasta y rica compañía que la rodeaba. Hízole rey además, con poder sobre sus hermanos, aunque cada uno de ellos tuviese autoridad sobre su propio país. Y a todos les impuso nombres. Al mayor, al que fue primer rey de este imperio, le llamó Atlas, y de él tomó su nombre la isla entera, así como el mar que la rodeaba, que fue llamado Atlántico. Su hermano gemelo tuvo como feudo el extremo del país que estaba más próximo a las columnas de Hércules. Éste se llamaba en la lengua de su país, “Hespero” o “Gadiriko”, en griego, “Eumelo”. Y a causa de él, su país recibió el nombre de Gadira”.

Por CamasDigital

DIARIO PROGRESISTA DE CAMAS (SEVILLA)

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